Las fiestas Patronales de Candelaria de la Frontera
Una vez más Candelaria de la Frontera está de fiesta, en espera de las “ENTRADAS”, el jaripeo, las ruedas, los dulces, los elotes locos y los “viejos de los desfiles”; aquellos que nos generaban pánico de niños, son los mismos que hoy nos arrancan carcajadas por su comicidad.
La Virgen de Candelaria luce más bella que nunca, desde que apareció por primera vez en las Islas de Tenerife España, sigue acompañando el paso del tiempo de nuestra ciudad como fiel guardiana de nuestra historia Candelareña; los nervios se penetran en las Candidatas a Reinas de las Fiestas, ansiedad por parte de los pobladores que esperan con ansias “el desfile y las carrozas del 2”; aunque ya no podemos pasearnos por la antigua plaza de las ruedas, aún podemos imaginar ver las champas con cervezas pilsener, atol chuco, pupusas, carnita azada y para jugar un chingo – lingo que grita “ La Rana Mujer del Sapo”, las Cinqueras se pelean por la mejor canción y así la ciudad hoy espera iluminada la máxima celebración el día crucial el “2” de Febrero.
La orquesta de turno prepara el escenario, atrás quedaron las recordadas zarabandas; los amigos y familias se ponen de acuerdo para buscar el mejor lugar para ver la quema de la pólvora, ya no es el baile de gala de otrora, la gala hoy se lleva en el Alma, las ruedas están a todo vapor.
Cuesta caminar, las fiestas han reclamado a sus conciudadanos su regreso a la tierra donde tienen enterrado su ombligo y ahora podemos reencontrarnos con los cheros de siempre, un apretón de manos y un fuerte abrazo “ Que ondas vos “, “Que te has hecho” sintetiza un caluroso saludo; las campanas repican y repican, misa, fervor religioso y regocijo marca la velada. Una vez más la Virgen se ha salvado durante la quema de pólvora.
Es un milagro dicen las voces, se escuchan los cohetes de vara y la pólvora china, será lo que pueda ser, pero se ha salvado un año más la virgen, como invitando a los a los candelareños a seguir festejando el nuevo año, a todos nos dejó Felicidad y a mí dos lindas Reinas que llevaré en mi memoria por siempre.
Felices Fiestas, Candelaria del alma.
Por Rodolfo Argueta.
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